lunes, 7 de junio de 2010
No es casualidad
Mirando ventanas adentro, uno puede darse cuenta de lo que tiene en su casa; de lo que construyó, hizo mal o nunca realizó y de lo que puede ofrecer puertas afuera. Y confiando firmemente en eso, puede apostar a encarar la vida con la tranquilidad de que no va a defraudar y que, inclusive, puede sobresalir. Tal vez así, con esta comparación, pueda darse cuenta de que no es casualidad este presente futbolístico del pueblo de Hinojo.
Cuando el Club Atlético se fundó de la mano del fútbol hace casi un siglo, ventanas adentro siempre imaginó un futuro donde el piberío del pueblo fuera el principal impulsor de la disciplina. Sin embargo, con el correr de las décadas, los vestuarios pudieron ver cómo figuras de otras ciudades y pueblos se amoldaban y en muchos casos más suplantaban a futbolistas locales con el fin de pelear torneos o por el simple hecho de estar seguros que eran mejores que los del pago.
Recién en 1996, pese a que anteriormente hubo muy buenas y recordadas campañas de canchas repletas, se pudo cumplir con el deseo de este club fundador de la liga para salir campeón de la primera local. Nombres de todos lados, contados los del pueblo, pero festejo merecido por Bicampeonato y participación en Argentino B.
Ya en 2001, otro proyecto similar dejó la racha histórica de otro bicampeonato y Argentino B con algunas caras más de Hinojo aunque aún no todas, mientras los pibes de la reserva llamaron la atención con un bicampeonato que dejó un invicto histórico de casi 40 partidos.
El Torneo Integración alcanzado en 2006 volvió a dibujar un progreso en ese sentido de jugar con los de la casa, aunque aún la plaza de extranjeros (como dicen en el fútbol profesional) fue importante.
Desde ese torneo a la fecha, donde se consiguieron dos subcampeonatos en primera división y se peleó en todo momento por el mayor logro, el pueblo fue testigo de un fútbol plagado de hinojenses. Los apellidos oriundos llenaron los vestuarios e Hinojo pudo plantar en buena competencia en sus equipos más del 90% del plantel con chicos de la cantera tras un trabajo de años de sacrificio educando, mentalizando y confiando en lo casero.
Si un antropólogo haría un estudio del pueblo basado en el fútbol, llegaría a la subjetiva conclusión de que es una de las pasiones que impulsan el motor del pueblo. Se juega, se habla, se respira, se late, se sufre, se vive fútbol. Y objetivamente podría fundamentar que es hereditario, cultural y que sus cimientos recaen en las decenas de canchas de fútbol desparramadas por el pueblo; en épocas llenas y en otras no tanto, pero siempre presentes para que los hinojenses puedan degustar de este maravilloso deporte.
Con este camino marcado, el jugador amateur de Hinojo pudo conseguir el respeto en una liga escasa de motivaciones hacia los clubes y, a priori de los resultados deportivos, desde hace tiempo camina con la frente en alto por la senda del progreso que añoraron sus fundadores. Y eso no es casualidad…
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